jueves, 31 de diciembre de 2009

La monja sangrienta (fragmento)

Era una religiosa cubierta con un velo y vestida con un hábito manchado de sangre. En una mano sostenía un puñal, y en la otra una lámpara encendida. Descendía así la escalera principal, atravesaba los patios, salió por la puerta principal, que se preocupaban de dejar abierta, y desaparecía.
(...)
Sin embargo, el día va pasando; el cansancio y el agotamiento le procuran el sueño. Dormía bastante apaciblemente, cuando el reloj de un convento cercano le despierta, al dar la hora. Un secreto horror se apodera de él, se le erizan los cabellos, se le hiela la sangre. La puerta se abre con violencia; bajo el resplandor de una lámpara que está sobre la chimenea, ve avanzar a alguien: es la monja sangrienta. El espectro se acerca, lo mira fijamente y se sienta en la cama durante toda una hora. El reloj da las dos. El fantasma entonces se levanta, agarra la mano de Raymond con sus dedos helados y le dice: -Raymond, yo soy tuya; y tú eres mío para toda la vida. - Salió enseguida y la puerta se cerró tras ella.

Charles Nodier
(1780-1844)
Escritor francés.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Happy New Year

No more champagne
And the fireworks are through
Here we are, me and you
Feeling lost and feeling blue
It's the end of the party
And the morning seems so grey
So unlike yesterday
Now's the time for us to say

Happy new year
Happy new year
Al brindar
les deseamos
de ahora en más
paz, amor en donde reine la amistad

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y triunfar

Y cuando veo
ese mundo que vendrá
nuevo al fin
llegará
de ceniza surgirá
Gente equivocada
que pretende estar muy bien
se los ve
arrastrar
pies de barro y caminar
sin saber por dónde andar

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y así triunfar

Seems to me now
That the dreams we had before
Are all dead, nothing more
Than confetti on the floor
Es el tiempo pasado
y en los años que vendrán
quién podrá predecir
qué depara el porvenir
qué nos falta por vivir?

Happy new year
Happy new year
Al brindar
les deseamos
de ahora en más
paz, amor en donde reine la amistad

Happy new year
Happy new year
al rogar
esperanza de cambiar
sin dejar al desaliento dominar
y así triunfar


(Tarja Turunen: "Happy new year", Henkäys Ikuisuudesta, 2006)

Bares

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...
"You have to understand the way I am, mein herr...

... Su voz surgió lenta y dulce, llenando el silencio de la noche fría de invierno.
... En un escenario suavemente iluminado, su belleza destacaba como una vela en la oscuridad. Los clientes del bar giraron sus cabezas hacia aquella magnífica mujer que cantaba para ellos.
... "A tiger is a tiger, not a lamb, mein herr...
... Los vasos quedaron olvidados por ese instante. El rubio de su cabello era más hermoso que el amarillo del whisky, y su voz era más suave que ese licor que bebían.
... "You´ll never turn the vinegar to jam, mein herr...
... Sus gestos de femme fatale combinaban con su rostro suave y armonioso, y su talle hechizaba a todo aquel que la observara aunque sólo fuera por un instante.
... "So I do what I do, when I´m through, then I´m through...
... Nadie se movía. Todos estaban pendientes de los movimientos de aquel ángel de belleza diabólica que los encantaba de forma tan sencilla. Estaban cada vez más absortos, más ensimismados en sus pensamientos, imaginando...
... "And I´m through, toodle oo.
... cómo sería estar con ella, abrazarla, besarla y acostarse con ella. El ambiente logrado por la conjunción de una bella mujer con una hermosa voz y una oscuridad densa despertaba la lascivia de cualquier hombre, y más aún en ese bar.
... "Bye, bye, mein lieber herr; farewell mein lieber herr...
... Empezó suavemente a desplazarse por el escenario al ritmo de la música, balanceándose lentamente con los movimientos agraciados de una bailarina extasiada por una música celestial...
... "It was a fine affaire but now it´s over...
... Sus movimientos se aceleraron y comenzaron a hacerse más frenéticos. La danza que conformaba ante los espectadores parecía la danza de un rito ancestral, pero combinaba perfectamente con la música de jazz que surgía de la banda que estaba detrás de ella.
... "And though I used to care, I need the open air: you´re better off without me, mein herr...
... La audiencia estaba expectante. Se sentían hipnotizados por sus movimientos, como inmersos en un remolino oscuro y ardiente que los condenaba al infierno por el sólo hecho de haber mirado a esa belleza ultraterrena.
... "Don´t dab your eye, mein herr, or wonder why, mein herr, I´ve always said that I was a rover...
... Sentían como si el alma los abandonara y se fuera tras aquella mujer de ojos negros, a quien parecía no importarle los sentimientos que generaba en esa habitación.
... "You mustn´t knit your brow, you should have known by now...
... Se dispuso a realizar los últimos movimientos. Había sido una buena noche: el bar estaba repleto, y para cuando terminara de cantar habría obtenido un muy buen botín...
... "You´d every cause to doubt me, mein herr."
... Ahora sí: ya estaba hecho. Esperó que terminaran de aplaudirla, por cortesía, y salió por la puerta de atrás, envuelta en un tapado negro, hacia la noche oscura y fría que la esperaba, que la reclamaba.
... Llevaba consigo el bolso negro que utilizaba siempre para cosechar las almas.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El incendio (Introducción)

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El sol se elevó para iluminar la tierra que se extendía bajo él, y darle la luz y el calor necesarios para que la vida se desarrollara.
... Pero una porción de terreno estaba negra por el incendio.
... El pasto estaba calcinado, los cimientos de las casas surgían del suelo como esqueletos demoníacos que intentaban aferrarse al cielo. No había ningún ruido en las cercanías del pueblo devastado: ni animales, ni personas, nada...
... Sin embargo, si alguien se hubiera acercado a la zona incendiada, podría haber sentido en el aire la presencia de algo oscuro, que esperaba...

La verdad sobre el caso del señor Valdemar (Fragmento)

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Durante los últimos tres años, el hipnotismo había llamado mi atención. Hace aproximadamente nueve meses, se me ocurrió de repente que en la serie de experimentos hechos hasta el momento se había producido una notable e inexplicable omisión: nadie había sido hipnotizado in articulo mortis. Primero, quedaba por verse si, en tal condición, existía un paciente susceptible de influencia magnética; en segundo lugar, en caso de existir, si dicho estado aumentaría o disminuiría esa susceptibilidad, y, en tercer lugar, en qué medida o por cuánto tiempo el proceso podría detener la intrusión de la muerte. Quedaban otros puntos por aclarar, pero éstos eran los que más excitaban mi curiosidad, especialmente el último, por la inmensa importancia de sus consecuencias.



(Edgar Allan Poe)

lunes, 14 de diciembre de 2009

La barca sin pescador (fragmento)

CABALLERO.-No lo pienses más, Ricardo Jordán. Tu amante te ha traicionado. Tus amigos, también. Estás al borde de la ruina. Tal vez de la cárcel. En estas condiciones, el único que puede salvarte soy yo.

(Ricardo mira sorprendido a su alrededor y luego al desconocido,
como si tardara en darse cuenta.)


RICARDO (Se levanta). - ¿Quién es usted?
CABALLERO.- Un viejo amigo. Cuando eras niño y tenías fe, soñabas conmigo muchas noches. ¿No te acuerdas de mí?
RICARDO.- Creo que he visto esa cara alguna vez... no sé dónde.
CABALLERO.- En un libro de estampas que tenía tu madre, donde se hablaba ingenuamente del cielo y del infierno. ¿Recuerdas? Página octava..., a la izquierda.
RICARDO (Mirándolo fijamente.) - ¿Entre una nube de humo? ¿Con una capa roja y una pluma de gallo?
CABALLERO.- Era el traje de la época. Ha habido que cambiar un poco la tramoya y la guardarropía, para ponerse a tono.
RICARDO (No queriendo creer.) - ¡No...!
CABALLERO.- Sí.
RICARDO (Se restriega los ojos.) -Hablemos en serio, por favor... ¿No pretenderá hacerme creer que estoy tratando con... con...?
CABALLERO.- Dilo sin miedo. Con el diablo en persona.
RICARDO.- ¡Demonio!
CABALLERO.- También. Todos mis nombres se usan como exclamación.
RICARDO (Tratando de reaccionar.) -Desconocido señor; yo no sé de qué manicomio se ha escapado usted ni qué es lo que se propone. Pero le advierto que ha elegido muy mal momento.
CABALLERO. -¿Malo, por qué? ¿No estabas desesperado cuando llegué?
RICARDO. -Eso sí; puede jurarlo.
CABALLERO. -¿Entonces...? Yo siempre elijo para los hombres ese mal cuarto de hora que vosotros elegís para las mujeres.
RICARDO. - ¿Pero se da cuenta de lo absurdo de esta situación? Usted no puede estar ahí, aunque lo crea. El diablo no es un personaje de carne y hueso. Es una idea abstracta.
CABALLERO. - Y sin embargo, aquí me tienes. De vez en cuando, hasta las ideas abstractas necesitamos salir a estirar las piernas.
RICARDO. - No puede ser. Una aparición en estos tiempos... ¡y con esa facha!
CABALLERO (Ofendido, mirándose) - ¿Facha?
RICARDO. - Perdón; quiero decir, con ese aspecto provinciano, de pequeño burgués.
CABALLERO. - Te diré; en realidad hay tres diablos distintos según la jerarquía de las almas. Hay uno aristocrático y sutil, para tentar a los reyes y a los santos. Hay otro, apasionado y popular, para uso de los poetas y los campesinos. Yo soy el diablo de la clase media.
Alejandro Casona
(escritor español)

sábado, 12 de diciembre de 2009

Carta de Napoleón Bonaparte a Josephine

No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres sus las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las corridas!
¿Qué usted hace todo el dia, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se abrirán de par en par y allí estaré.
De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus páginas, paginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras.
Espero dentro de poco tiempo estrujarla entre mis brazos y cubrirla con un millón de besos debajo del ecuador.

Napoleón Bonaparte

Carta (fragmento)

Estoy absorto por tu belleza. Porque me llega salpicada, corrupta, manoseada, borroneada por la angustia, enmascarada y sola, porque provoca arcadas y derrames en quienes te contemplan, y regalas el verdadero don del descontrol.

Carta de Oscar Araiz a Renata Schussheim

viernes, 11 de diciembre de 2009

Besos brujos (fragmento)

Al llegar, el reloj de la Torre de los Ingleses desgranaba doce campanadas. Rosendo se apoyó en el tronco de un árbol, los ojos puestos en la entrada del entonces Hotel Plaza. Y no tuvo que esperar demasiado: la mujer imaginada salió a los pocos instantes, envuelta en una alada capa de terciopelo negro forrada de seda roja. Y, como si también ella supiera de la cita nunca concertada, cruzó la calle y fue directamente hacia la enorme acacia en cuyo tronco se apoyaba el compadrito.
-¿Me enseñarás a bailar el tango?- dijo en castellano pero con un acento extraño que Rosendo no pudo identificar. Ni tano, ni franchute, más bien ruso.
-¿Así, sin música?- dudó él.
-¡Oh, eso!- ella hizo un amplio ademán con la derecha y de inmediato todas las frondas de la plaza empezaron a modular "El choclo"
Rosendo la tomó en sus brazos, la capa los envolvió a ambos, más sombra entre las sombras. Ella se amoldó al cuerpo masculino, se adhirió a él voluptuosamente. Ni un tropiezo, ni una vacilación. Era una bailarina consumada.
- ¿Quién sos?- preguntó Rosendo.
- No lo preguntes. Baila, baila, no pienses, espera...
No tuvo que esperar mucho; ella giró el rostro con violencia para mordisquear levemente la boca masculina, luego la abrió con su propia lengua húmeda, tibia, salada. Con un movimiento imprevisto apartó la chalina blanca y puso sus labios en el cuello de Rosendo. Dos colmillos agudísimos y lacerantes se clavaron allí. Rosendo no pudo contenerse, el orgasmo llegó sin que él mismo lo deseara. Tan pronto. Tan indiscreto. Tan vergonzoso.
-Ay, acabé...- atinó a murmurar, abochornado.
-¿Acabaste? Pues sí: Acabas de empezar a ser un vampiro... Con mi beso brujo te he regalado una nocturna vida eterna.



Eduardo Gudiño Kieffer
en "10 Fantasmas de Buenos Aires"
(1998)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Chistes de argentinos

Como ya me cansé de escuchar(nos) a los argentinos reirse de los demás, quise saber qué les resultaba gracioso a los extranjeros de nosotros; y esto es lo que encontré vagabundeando por ahí...

Un psicólogo venezolano llama a un colega a las 2 de la mañana:
-¡Tienes que venirte para mi consultorio inmediatamente!
-¿A las 2 de la mañana?!
-¡Es que tengo un caso único aquí!
-Pero... ¿de qué se trata?
-¡Tengo un caso de complejo de inferioridad!
-¡¿Estás loco?!... Yo atiendo a MILES de pacientes así, todos los días.
-Sí, sí... pero... ¿argentino?

Un argentino le dice a otro:
-Fijate, che, que humilde que era Jesús, según dicen las Escrituras...
Mira que nació en Belén pudiendo haberlo hecho en Buenos Aires...

Un argentino olvidó llenar su forma de ingreso al país, por lo que el agente de migración tiene que hacerlo. Le hace las preguntas de rigor:
-¿Nombre?
-Antonio Petraglia.
-¿Edad?
-32 años.
-¿Estado civil?
-Soltero.
-¿Sexo?
-Enorme, che, enorme...

Llegan dos argentinos a una fiesta y uno le pregunta al otro:
-Che, les decimos que somos argentinos?
-No, que se jodan.

Se encontraba el presidente argentino en su despacho cuando recibe una llamada de su homólogo desde Francia:
-Querido presidente argentino: Tenemos un situación complicada aquí en Francia. Se nos han terminado los preservativos. Y con esto del sida... usted sabe. ¿Podría usted enviarnos una partida de condones, por favor?
-Pero ¡por favor! -responde el presidente argentino- No es necesario que pida por favor. Ya mismo le hago enviar todos los que necesite.
-¡Eso sí! -continúa el francés- Tienen que ser grandes. Usted sabe que nosotros los franceses...
-Quedate tranquilo, che. -dice el argentino y cuelga. Acto seguido llama inmediatamente a su secretario.
-Mirá, tenemos que hacerle un favor a un amigo. Ordena en el ministerio que corresponda que fabriquen diez millones de condones. Que los hagan tan grandes como sea posible.
-Algo más, presidente?-
-Sí... que a cada uno le impriman: "Industria Argentina".
-¿Algo más?-
-Sí, que les pongan la etiqueta de "Small".

Se muere un argentino, llega al cielo y San Pedro lo manda para el estadio a ver la final celestial. Llega y se sienta en la sección de argentinos.
El primer tiempo termina 0 a 0. El segundo tiempo llega y sigue lo mismo.
Faltando 3 minutos entra un rubio melenudo y mete tres goles.
El argentino recién llegado, asombrado se voltea y le pregunta a su vecino:
- Che, y el melenudo ese... ¡qué barbaro! ¿Quién es?
El otro argentino le contesta:
- Esteeee... ese es Jesucristo, pero el flaco se cree Maradona, ¿viste?

Estaban en un tren una anciana, una hermosa mujer, un argentino y un chileno.
En eso el tren pasa por un túnel y se escucha una tremenda cachetada.Al término del túnel el chileno tenía la mejilla roja y muy hinchada.
En ese momento cada uno piensa:
La anciana: "Este chileno se quiso pasar de vivo e intento meterle la mano por debajo de la falda a la señorita, ella no se dejó y lo estampó..."
La chica piensa: "Chileno asqueroso, me quiso meter la mano para tocarme mis zonas íntimas, pero se las tocó a la vieja y ésta lo reventó"
El chileno piensa: "Este porteño maldito... le metió la mano a la chica, ella creyó que fui yo y me rompió la cara"
Y el argentino piensa: "A ver cuando viene otro túnel para pegarle otra cachetada a este chileno..."

martes, 1 de diciembre de 2009

Diccionario del Diablo (fragmentos)

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-Abdicación, s. Acción por medio de la cual un soberano evidencia percatarse de la alta temperatura del trono.
... -Absurdo, s. Manifestación de fe en franca contradicción con nuestras opiniones. Adj. Cada una de las recriminaciones que se hacen a este excelente diccionario.
... -Adivinación, s. Arte de desembrollar lo oculto. Hay tantas clases de adivinación como las diversidades exhuberantes del lerdo florido y del bobo precoz.
... -Aire, s. Sustancia nutritiva que la generosa Providencia usa para engordar a los pobres.
... -Belladona, s. En italiano, hermosa mujer; en inglés, veneno mortal. Importante ejemplo de la semejanza esencial de ambos idiomas.
... -Botánica, s. Ciencia de los vegetales, comestibles o no. Se ocupa preferentemente de las flores, que por lo general están mal diseñadas, tienen colores poco artísticos y huelen mal.
... -Cartesiano, adj. Relativo a Descartes, filósofo conocido, autor de la famosa sentencia Cogito, ergo sum, con la que procuró demostrar la realidad de la existencia humana. Esa máxima podría perfeccionarse de la siguiente forma: Cogito cogito, ergo cogito sum ("Pienso que pienso, luego pienso que existo"), con lo que, sin lugar a dudas, se estaría más cerca de la verdad que cualquier filósofo hasta ahora.
... -Cerbero, s. El perro guardián del Hades, que preservaba su entrada, nadie sabe bien contra quién, ya que todo el mundo, más tarde o más temprano, debía traspasarla, aunque en realidad nadie deseaba hacerlo. Es bien sabido que Cerbero tuvo tres cabezas, pero algunos poetas le atribuyeron hasta un centenar. El profesor Graybill, cuyo docto y profundo conocimiento del griego da a su opinión un peso enorme, ha promediado todas esas cantidades, llegando a la conclusión de que Cerbero tuvo veintisiete cabezas; reflexión que hubiese sido decisiva si el profesor Graybill hubiese sabido a) algo de perros y b) algo de aritmética.
... -Circo, s. Lugar donde se permite a caballos y elefantes contemplar a los hombres, mujeres y niños haciendo el papel de tontos.
... -Comercio, s. Transacción en que A roba a B los bienes de C, y en resarcimiento B hurta del bolsillo de D dinero perteneciente a E.
... -Cuadro, s. Representación en dos dimensiones de un aburrimiento que tiene tres.

Justificar a ambos lados
(Ambrose Bierce: Diccionario del Diablo, 1911)