viernes, 27 de abril de 2012

El Árbol (IV)

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... Tenían muchos libros. La biblioteca de su cuarto (porque los mellizos dormían en la misma habitación) estaba llena, y eran ellos los encargados de mantenerla limpia y ordenada, ya que su padre había renunciado a esa tarea titánica. Así que renunció a la posibilidad de prever lo que sucedería.
... Al principio tenían uno de ese tipo. Lo compraron por curiosidad, más que nada. Se encontraba perdido entre unas cajas polvorientas de la única librería del pueblo, y el viejo que la atendía se los había regalado, prácticamente. Ese hombre ni siquiera sabía el valor que tenían los ejemplares que vendía.
... Se divirtieron con él, hasta que vieron que lo que hacían daba resultado. Entonces, poco a poco, la sección de ocultismo en su biblioteca fue creciendo con ejemplares cada vez más complejos y más peligrosos, que conseguían gracias a las personas que fueron conociendo en sus búsquedas.
... A la edad de diecisiete años ya eran expertos en la materia, aunque lo mantenían en secreto por su seguridad y la de su padre. Ya tenían una gran colección de libros y elementos para realizar los conjuros, y a veces incluso escribían sus propios hechizos. Pero según sus investigaciones, aún les faltaba un libro. Uno solo.
... El más poderoso.

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