viernes, 24 de enero de 2014

El testimonio del Loco Árabe (fragmento)

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... Éste es el testimonio de todo lo que he visto y aprendido durante los años en los que tuve en mi poder los Tres Sellos de MASSHU. He visto mil y una lunas, suficientes si tenemos en cuenta lo corta que es la vida de un hombre, aunque se dice que los profetas viven mucho más. Estoy débil y enfermo, y arrastro un cansancio y agotamiento tal que me asemejo a una vela en una habitación que apenas tiene aire. Soy viejo.
... Los lobos me nombran en sus discursos a medianoche y esa silenciosa y sutil Voz me convoca desde la lejanía. Y una Voz mucho más cercana me gritará, llena de impaciencia, al oído. El peso de mi alma decidirá su último lugar de descanso. Hasta ese momento, deberé escribir en estas páginas todo lo que pueda acerca de los horrores que existen al margen de nuestra consciencia y que aguardan en la puerta de todo hombre. Porque ésta es la antigua arcana que había sido legada desde tiempos muy lejanos, pero que ha sido olvidada por todos excepto por unos pocos hombres: los adoradores de los Antiguos, sean sus nombres enterrados por siempre.
... Y si no consigo terminar esta tarea, tomad lo que aquí os ofrezco y descubrid el resto, porque hay poco tiempo y el hombre no sabe ni comprende la maldad que le aguarda a cada paso, en cada Puera abierta, a cada ley infringida, en cada descerebrado acólito en los altares de la locura.
... Porque éste es el Libro de la Muerte, el Libro de la Tierra Negra, que he escrito, a riesgo de perder la vida, exactamente como lo recibí en las llanuras de IGIGI, donde se encuentran los crueles espíritus celestiales, más allá de las Tierras Yermas.

Abdul Alhazred: El Necronomicón, S. VIII a. C.

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