sábado, 11 de diciembre de 2010

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¡Que mal está el mundo! -me dijo Joaquín-.
Este comentario venía tras la observación catastrófica de la zanahoria arrancándose los brazos. Yo me limité a un "sí" pausado, casi prolongado…
Él se aterraba por cosas cotidianas. Lo de las zanahorias ya venía de hace meses, eso es lo de menos; al fín y al cabo el sol ya se tragó la tierra, los zombies se comieron todas las nubes…¡Y él se alarma porque una simple zanahoria se arranque los brazos!…
Mis preocupaciones son otras, todavía no las tengo claras, pero se que esas cosas no me preocupan, no me interesan, no me importan…Y no tiene que ver con el tema del estado somnoliento en el que estamos. ¡No! Nada más tiene que ver con la soledad y la falta de caramelos.
Ya falta poco para el "Día de los Zapatos Gastados" y los míos siguen nuevos. Esas cosas me aterran, lo demás no me parece importante.
Yo creo que esto no da para más, posiblemente me vaya a vivir a las cloacas, ya no aguanto más eso de vivir de árbol en árbol…¿Y Joaquín?...que se yo…Cuando logre hacer que despegue su naríz de la tierra le cuento que estamos por perder la cordura.

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