Despertando es que estaba caminando y en la vida se reía quién sufría en ese instante de cansancio que era nuestro sueño eterno que se había derrumbado con mis ojos que lloraban la tristeza y la sonrisa que sin prisa se posaba en la ventana de mi almohada que ahora era vieja espuma de la orilla de ese río que era savia de tu boca que ahora es mía y busca a otras mientras duermo recostada en tus abrazos y ya no hay vasos con nostalgia porque ella se llevó lo que me daba y más te odiaba más reía y me dolían tus abrazos que los vasos se rompían con sus gritos y gemidos que eran gruesos y entre ellos yo pensaba que en la nada se caían esos sueños que en destellos me tocaban por la espalda y en mi pelo se posaba ese tu aliento que yo amo a cada rato en que tu mano se sumerge en mi camisa cuando solos entre tantos nos amamos sin pensar lo que pasamos.
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