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Marta Martita Marta
Martísima Martérrima Martuda,
oh mi masmarta mártula,
mi mar tan mar mi amor me merodeas
y mirá vos, ni con tanta influencia poética me das pelota, claro, ya te has olvidado de este flaco autor que te regaló la existencia, que te inventó Pit-girl decente y buena piba; ya cometiste el parricidio, ya me asesinaste, ya te me vas, ya te me escapás, ya me dejás como al Cacho diciéndome que no sos para mí, que lo hacés por mi bien, ya empezás a brincar solita de cuerpo entero de cuerpo presente en ese mundo maravilloso de la televisión que yo no quería para vos pero tu mamá sí;
Marta Martita Marta,
Mi mar tan mar mi amor me martirizas,
me amargas me amortajas,
pero en una de ésas hacés bien, quién te dijo que los libros tienen futuro, quién dijo que la literatura es eterna, cualquiera pensaría que has estado leyendo a McLuhan, dale nomás, hacé lo tuyo, viví tu vida, sos linda y sos joven y no precisás autor que te preste palabras y gestos y actitudes;
Marta Martita Marta,
mi mar mi mariposa,
mi marfil mi amorosa margarita, me amuras me enamoras me amartelas
aunque ya no me miras,
qué vas a mirar, qué vas a mirar para atrás, qué vas a agitar el pañuelo despidiéndote del autor que se queda en el andén provinciano de la letra mientras vos te vas en el tren al futuro de la imagen, al futuro que te abre los brazos en los brazos fofitos del productor de tevé, ese señor Doblatti que se llama así porque el destino lo quiso aunque el destino parece haberse puesto de acuerdo con la naturaleza porque el señor Doblatti tiene el doble de todo: doble papada, doble barriga y Doble W para convidar en lugar de whisky y sin duda doble pinchila, una que duerme cuando la otra se despierta, una que trabaja cuando la otra está de huelga, ay Martita cochina cómo se te ocurren estas cosas, cómo se ve que ya no está el autor para vigilar tus pensamientos y tu lenguaje; aunque tal vez lo hacés justamente para burlarte del autor, pobre primer desdeñado papacito que no tiene dobles de nada sino simples de todo y apenas;
Marta Martita Marta
mi mar maravedí maravilloso,
me enmarcas en un marco, me martillas
y te marchas, magnífica y morocha;
Marta Martita Marta inmarcesible,
hacés bien, hacés bien y creéme, esto no es un reproche, los personajes son como los hijos, son libres, pueden comerse todas las manzanas que quieran y escaparse de todos los Edenes que quieran, ya se sabe que la literatura es tan aburrida como Allá Arriba y la tele tan divertida como Aquí Abajo, que seas feliz, Marta, sólo te pido que me visités de vez en cuando, como ciando estudiabas para ser una Pit-girl triunfadora del mañana, pero no me hagás caso, dale nomás, decile que sí al señor Doblatti, esta noche vas a ir a tomar una Doble W que él trata de hacer pasar por whisky a su casa, y vas a reír entusiasmada cuando él te cuente que vas a ser una de las cinco secretarias de Pololo, el gran animador de los "Sábados Continuados de la Moralidad", cualquiera de las cinco: Nany, Neny, Niny, Nony o Nuny. Decí que sí, Marta, decí que vas a ser Neny porque no te importa estar ni en el primer lugar ni en el último, decí que sí y que muchas gracias me doy cuenta de que a usted le debo mi futuro y cuando sintás sus gordos deditos llenos de anillos con piedras coloradas y azules jugando con el cierre de tu vestido sonreí, cerrá esos ojos, dedicá un último pensamiento al Cacho -como un cigarrillo entre los dedos de la estatua de Gardel, en la Chacarita-. Y dejá que Doblatti entre en vos con su (único9 no muy competente y más bien blanduzco objeto para que vos a tu vez puedas entrar al mundo maravilloso de la televisión como una de las cinco secretarias de Pololo en los "Sábados Continuados de la Moralidad", eso es, dale Marta;
Marta Martita Marta,
Martísima Martérrima Martuda,
oh mi más Marta mártula,
mi mar mi maremagnum,
muy mar mas no ya mare-nostrum
más bien mi maremoto;
Marta Martita Marta,
te embarcas, te amortizas
en la Moralidad hebdomadaria.
Yo me amorriño y muero en el marasmo*.
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* Querido Oliverio Girondo: gracias por las influencias, pero ya ves lo que son las cosas. No hemos podido hacer nada por esta chica. Los tiempos cambian, qué se le va a hacer.
. Te admira como siempre: EGK.
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Marta Martita Marta
Martísima Martérrima Martuda,
oh mi masmarta mártula,
mi mar tan mar mi amor me merodeas
y mirá vos, ni con tanta influencia poética me das pelota, claro, ya te has olvidado de este flaco autor que te regaló la existencia, que te inventó Pit-girl decente y buena piba; ya cometiste el parricidio, ya me asesinaste, ya te me vas, ya te me escapás, ya me dejás como al Cacho diciéndome que no sos para mí, que lo hacés por mi bien, ya empezás a brincar solita de cuerpo entero de cuerpo presente en ese mundo maravilloso de la televisión que yo no quería para vos pero tu mamá sí;
Marta Martita Marta,
Mi mar tan mar mi amor me martirizas,
me amargas me amortajas,
pero en una de ésas hacés bien, quién te dijo que los libros tienen futuro, quién dijo que la literatura es eterna, cualquiera pensaría que has estado leyendo a McLuhan, dale nomás, hacé lo tuyo, viví tu vida, sos linda y sos joven y no precisás autor que te preste palabras y gestos y actitudes;
Marta Martita Marta,
mi mar mi mariposa,
mi marfil mi amorosa margarita, me amuras me enamoras me amartelas
aunque ya no me miras,
qué vas a mirar, qué vas a mirar para atrás, qué vas a agitar el pañuelo despidiéndote del autor que se queda en el andén provinciano de la letra mientras vos te vas en el tren al futuro de la imagen, al futuro que te abre los brazos en los brazos fofitos del productor de tevé, ese señor Doblatti que se llama así porque el destino lo quiso aunque el destino parece haberse puesto de acuerdo con la naturaleza porque el señor Doblatti tiene el doble de todo: doble papada, doble barriga y Doble W para convidar en lugar de whisky y sin duda doble pinchila, una que duerme cuando la otra se despierta, una que trabaja cuando la otra está de huelga, ay Martita cochina cómo se te ocurren estas cosas, cómo se ve que ya no está el autor para vigilar tus pensamientos y tu lenguaje; aunque tal vez lo hacés justamente para burlarte del autor, pobre primer desdeñado papacito que no tiene dobles de nada sino simples de todo y apenas;
Marta Martita Marta
mi mar maravedí maravilloso,
me enmarcas en un marco, me martillas
y te marchas, magnífica y morocha;
Marta Martita Marta inmarcesible,
hacés bien, hacés bien y creéme, esto no es un reproche, los personajes son como los hijos, son libres, pueden comerse todas las manzanas que quieran y escaparse de todos los Edenes que quieran, ya se sabe que la literatura es tan aburrida como Allá Arriba y la tele tan divertida como Aquí Abajo, que seas feliz, Marta, sólo te pido que me visités de vez en cuando, como ciando estudiabas para ser una Pit-girl triunfadora del mañana, pero no me hagás caso, dale nomás, decile que sí al señor Doblatti, esta noche vas a ir a tomar una Doble W que él trata de hacer pasar por whisky a su casa, y vas a reír entusiasmada cuando él te cuente que vas a ser una de las cinco secretarias de Pololo, el gran animador de los "Sábados Continuados de la Moralidad", cualquiera de las cinco: Nany, Neny, Niny, Nony o Nuny. Decí que sí, Marta, decí que vas a ser Neny porque no te importa estar ni en el primer lugar ni en el último, decí que sí y que muchas gracias me doy cuenta de que a usted le debo mi futuro y cuando sintás sus gordos deditos llenos de anillos con piedras coloradas y azules jugando con el cierre de tu vestido sonreí, cerrá esos ojos, dedicá un último pensamiento al Cacho -como un cigarrillo entre los dedos de la estatua de Gardel, en la Chacarita-. Y dejá que Doblatti entre en vos con su (único9 no muy competente y más bien blanduzco objeto para que vos a tu vez puedas entrar al mundo maravilloso de la televisión como una de las cinco secretarias de Pololo en los "Sábados Continuados de la Moralidad", eso es, dale Marta;
Marta Martita Marta,
Martísima Martérrima Martuda,
oh mi más Marta mártula,
mi mar mi maremagnum,
muy mar mas no ya mare-nostrum
más bien mi maremoto;
Marta Martita Marta,
te embarcas, te amortizas
en la Moralidad hebdomadaria.
Yo me amorriño y muero en el marasmo*.
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* Querido Oliverio Girondo: gracias por las influencias, pero ya ves lo que son las cosas. No hemos podido hacer nada por esta chica. Los tiempos cambian, qué se le va a hacer.
. Te admira como siempre: EGK.
(Eduardo Gudiño Kieffer: Guía de Pecadores, 1972)
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