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... Al ingresar a su oficina le sorprendió encontrar a su secretaria con el vestido de su mujer. Era una prenda única, hecha a medida por una modista, de lino egipcio tostado con ribetes en rojo oscuro.
... -Eh, hola, Lucrezia -dijo, estupefacto-. Lindo vestido.
... -¿Le gusta? -contestó ella, halagada-. Es nuevo, me lo regaló una amiga.
... ("¿Una amiga?", pensó él, "Si no la conoce a mi mujer...")
... -Veo que tiene tan buen gusto como usted -dijo, perplejo, disimulando su turbación-.
... -Ay, bueno, gracias -respondió ella-. ¡Mire, ya me hizo poner colorada! -dijo, al tiempo que giraba para retirarse.
... Había una mancha de sangre en el vestido. Unas gotas, justo a la altura del muslo.
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