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... Una noche, Marcos volvía cansado de trabajar. Últimamente estaba agotado en general, apático, desganado de todo. Cada vez tenía menos ganas de cumplir sus obligaciones. Creía que no tenía sentido hacerlo, ya que el mundo seguiría funcionando de una u otra manera.
... Sentado en el asiento del fondo del colectivo, Marcos trataba de sacar fuerzas de cualquier lado. No le gustaba pensar así, aunque se sintiera de esa manera. Trataba de encontrar razones, mínimas siquiera, para que su esfuerzo tuviera algún provecho. Mientras escuchaba un disco que le encantaba, se convencía de a poco de que lo que hacía era necesario, que otros también lo podían hacer, pero que ahora le tocaba a él estar en ese lugar, y tenía que ocuparlo de la mejor manera posible, y, así, quizás alguna vez alguien lo reconociera y dejara de ser alguien anónimo haciendo cualquier cosa para ser alguien que hacía algo importante. El mundo contaba con el apoyo y el respaldo de las cosas que debían ser hechas y que eran hechas, fuera quien fuese el que lo hiciera.
... Un poco más convencido, le prestó más atención al disco que escuchaba. Justo empezaba una canción que le encantaba, y que empezaba con el cantante diciendo el nombre de la pieza. Trató de pensar que el mundo era como esa grabación: siempre firme, siempre inmutable en su orden interno, se podía confiar en que funcionara siempre ya que todos cumplían sus papeles sin problemas.
... Pero de pronto algo lo desconcertó. El cantante siempre empezaba diciendo "New" y "Found" y "Land", pero esta vez no escuchó la primera palabra. ¿Podía ser que una grabación se equivocara? No, no era posible, algo así era inconcebible. Retrocedió la canción y sí, ahí estaba. "New" y "Found" y "Land", todo en su sitio, como debía ser.
... Pero cuando alguien tiene la posibilidad de corregir un error, ¿no lo hace? Seguramente que sí. ¿Eso era garantía de que se había equivocado? No necesariamente, pero podía ser. El tiempo pasa, y él se lleva toda posible demostración y/o refutación de los hechos. Y Marcos veía que el mundo seguía. Algo infalible falla, nadie se da cuenta, el mundo vive como siempre, y él solo se hace problema. Allí, en ese momento, encontró la justificación para cumplir sus obligaciones a desgano, encontró lo que necesitaba para seguir adelante aunque nadie se lo reconociera.
... Al día siguiente, luego de desayunar, Marcos se suicidó.
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