lunes, 31 de diciembre de 2012

La noche de Año Nuevo en el Café

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... Pasar la noche de Año Nuevo en el café es propio de familias burguesas. También es propio de familias que, sin ser burguesas, se han quedado aquel día sin cocinera. Y también es propio de los que, no teniendo dinero, tienen crédito en un café y aprovechan el crédito para cenar bárbaramente e irse sin pagar con un gesto de hombre que no está para reparar en minucias. Al irse encienden un puro.
... Esto del puro es muy importante. No se ha dado un caso en la historia del hombre que se va sin pagar que no encienda un puro al salir; ni se ha dado el caso de que encienda el puro él mismo, sino que el hombre que se va del café sin pagar la cena de Año Nuevo llama al camarero y le dice:
... -¿Qué te debo?
... -Tanto.
... -Bueno, pues apúntamelo, y dame lumbre...
... Si dijera sólo: "Bueno, pues apúntamelo", acaso el camarero se opondría a su mutis y hasta llamase a los guardias; pero añadiendo:
... ...y dame lumbre...
el camarero sonríe y se apresura a contestar:
... -¡Con mucho gusto, don Joaquín!
... Y le enciende el puro. Y don Joaquín se va tan contento, y el camarero se queda con la cerilla en la mano.
... Un Año Nuevo en un café siempre es triste.
... Los relojes no dan la hora nunca. Los camareros dan las "medias" cada vez más de tarde en tarde, y los parroquianos se resisten a dar los "cuartos", como ya hemos visto.


Enrique Jardiel Poncela: Máximas Mínimas, 1940.

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