miércoles, 3 de febrero de 2010

Diario de un Paranoico (fragmento)

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13 de julio:

.......... Odio mi vida. Y me odio a mí mismo por no poder cambiarla. ¿De dónde me vendrá esta desazón? ¿Tal vez de mi inconformismo? ¿Quizá de mi agotamiento? ¿O de mi propia cobardía, esa cobardía que me inhibe ante la sola mirada de un desconocido, que me impide iniciar una simple conversación y entablar amistades siquiera ocasionales?
.......... Ninguno de los actos de mi vida están basados en la seguridad del carácter que suele tenerse ante la mínima toma de decisiones. Tal vez esta inseguridad venga de la mano de la endeblez de mi cuerpo. Soy demasiado flaco. Soy torpe de movimientos. No me gusta mi imagen. No me gusta mi cuerpo. Odio mi cuerpo. Odio todo lo referido a mi persona.
.......... Y odio a mi familia. Odio la forma en la que me tratan, como si todavía fuera un chico. me dominan sin importarles qué es lo que opino, siento o quiero. Y lo peor es que me dejo. Y cuando intento rebelarme, enojarme siquiera, ante esa forma de abuso, ellos se enojan a su vez conmigo. En esos momentos los odio con toda mi alma, y si los viera muertos no me importaría. Y eso me asusta, el verme sin sentimientos, frío por dentro como si estuviera muerto, como si nadie en el mundo mereciera mi afecto. Y entonces me siento solo, y lloro en la oscuridad de mi habitación, pero la angustia no se va, y me siento vacío, me siento frío, me siento morir...


(Nicolás Molina Campos: Diario de un Paranoico, 1971)

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