lunes, 19 de diciembre de 2011

El gato y el ratón

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... Ella oyó ruido de llaves en la puerta principal y se sorprendió. Era el marido.
... -¿Qué hacés acá tan temprano? -inquirió ella-.
... -Vengo de trabajar -respondió él, perplejo-. Siempre llego a esta hora.
... -No, siempre llegás una hora más tarde. Salís a las cuatro de la oficina, ¿no?
... -¿Qué oficina? -preguntó él a su vez-. Si no trabajo en una oficina...
... -Ay, querido, no me vengas con ésas ahora -dijo ella con un dejo de sarcasmo en la voz-, como si no te conociera de hace años...
... Él no le siguió la corriente, tal vez porque estaba cansado. Sólo quería comer algo y recostarse un rato. Besó a su mujer, aspiró su perfume -vainilla, su olor preferido- y la observó por un segundo: llevaba puesto el vestido verde que le sentaba tan bien.
... Luego pasó al baño, mientras su mujer le preparaba un bocadillo en la cocina. De pronto, escuchó un ruido a vidrios y su mujer gritó:
... -¡Pero la puta madre!
... Él salió corriendo del baño.
... -¿Qué pasó?
... -Nada, que se me cayó el frasco de mayonesa y me manché la remera, me voy a tener que cambiar.
... "¿La remera?", se preguntó él, pero no le dio importancia. De hecho, al rato, ya se había olvidado de ese detalle y estaba comiendo un sándwich cuando su mujer entró a la cocina con una blusa roja.
... -¿Qué hacés?
... -Me como el sándwich que me preparaste, querida.
... -Pero si yo no te preparé nada -dijo ella.
... -¿Qué? -dijo él, intrigado.
... -Que te avisé que en cinco minutos estaba lista la comida -su voz empezaba a sonar irritada-, y ahora te veo comiendo un sándwich. Sos de no creer, Rodolfo.
... -¿Rodolfo? ¿Quién es Rodolfo? -su desconcierto era ya extremo-.
... -Ay, Rodolfo, no seas infantil; a vos te hablo. ¿Conozco acaso algún otro Rodolfo?
... -Pero yo me llamo Andrés.
... -Y que lo digas -ella ya estaba visiblemente enojada, y en aumento-.
... -Pero...
... -Pero nada. Mirá el grabado del anillo de casamiento y decime qué ves.
... Se sacó el anillo de su anular izquierdo y lo leyó. Decía: Rodolfo y Martina - 12/03/98.
... -Pero éste no es mi anillo -protestó él-.
... -¿Cómo que no?
... -Sí, dice: "Rodolfo y Martina".
... -Y Martina soy yo.
... -No, vos sos Alejandra -dijo con voz dubitativa.
... -Alejandra es mi hermana, tarado.
... -¡Pero vos no tenés hermanas! ¡Sos hija única!
... -¡Lo que me faltaba -dijo ella mientras iba hacia el living, harta-, que ahora me digas cómo es mi familia! ¡Esto es de no creer!
... -Yo debería decir eso. Nada tiene sentido -dijo, al tiempo que la seguía-, nada de...
... Se calló de golpe.
... La miró por unos instantes, en silencio, atónito.
... -¿Y ahora qué?
... -¿Te teñiste el pelo?
... -Sí, hace una semana. ¿No ves que ni siquiera me mirás? -tenía un tono histérico, casi rozando el llanto-. ¿No ves que ya no te importo?
... -No, no puede ser -su asombro estaba superando el límite-. Pero... ¡Recién tenías el pelo castaño, y ahora lo tenés rojo!
... -Lo tuve rojo por una semana, desde el sábado pasado, una semana exactamente.
... -Es miércoles.
... -Sábado.
... -Recién llego de trabajar.
... -Estuviste todo el día en casa, Marcelo.
... -¿Qué?
... -Que estuviste todo el día acá.
... -No, no puede ser -dijo él, en un estado de confusión total-.
... -¿Qué no puede ser?
... -¡Que hoy es miércoles! ¡Que yo me llamo Andrés! ¡Que vos sos castaña, y esa blusa la tiraste hace meses!
... -¿Te sentís bien, querido?
... -¡No! -gritó-. ¡Nada está bien! ¡Algo raro está pasando!
... -No pasa nada, Francisco.
... -¡Que sí, te digo! -la agarró de los hombros, y tuvo que contenerse para no sacudirla-. ¡Nada tiene sentido!
... -Para mí tiene todo el sentido del mundo, querido.
... -No, no lo tiene -dijo Jorge al borde del llanto-. Esto está mal, todo mal, no puede ser real... En la vida real no pasan estas cosas, la vida real tiene sentido, esto sólo pasaría en un cuento.
... -¿Y qué te pensás que es esto? -contestó ella-.

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