martes, 13 de diciembre de 2011

En la dorada tarde nuestra barca

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En la dorada tarde nuestra barca
.......... se desliza sin prisa:
impulsan ambos remos unos brazos
.......... inhábiles de niñas,
mientras en vano sus manitas pugnaban
.......... por trazar nuestra vía.
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¡ Ah, Trinidad cruel! ¡En esa hora,
..........bajo un cielo de ensueño,
cuando el aire no agita ni una hoja,
.......... me piden que urda un cuento!
¿Mas cómo va a oponerse una voz sola
.......... a tres lenguas a un tiempo?
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Prima, imperiosa, lanza el veredicto:
.......... "Inícialo ahora mismo".
Secunda, más benigna, solo pide
.......... "que sea un sinsentido",
mientras Tertia interrumpe por minuto
.......... una vez como mínimo.
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Pronto las tres en silencio imaginan
.......... las idas y venidas
de la niña soñada en un país
.......... de extrañas maravillas,
locuaz con bestias, pájaros... Que es cierto
.......... casi lo jurarían.
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Y cuando el narrador ya siente exhausta
.......... su fuente de inventiva
y se propone a postergar la historia
.......... diciendo con fatiga:
"Lo restante, mañana". "¡Ya es mañana!",
.......... reclaman las tres niñas.
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Así surgió el País de Maravillas,
.......... así, pues, paso a paso,
se forjaron sus raras aventuras.
.......... El cuento se ha acabado.
Y en penumbra, feliz tripulación,
.......... hacia casa remamos.
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Recibe, Alicia, el cuento y deposítalo
.......... donde el seuño de Infancia
abraza a la Memoria en lazo místico,
.......... como ajada guirnalda
que ofrece a su regreso el peregrino
.......... de una tierra lejana.

Lewis Carroll: Alicia en el País de las Maravillas, 1865

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