lunes, 19 de octubre de 2009

Ocasión especial

Tenía solo dieciocho años. Se miró al espejo y se vio fea (aunque, en realidad, no lo era). Decidió que debía arreglarse... Ese iba a ser un día para recordar, sucedería un acontecimiento especial y nadie debía verla así de fea.
Encendió la radio. Música clásica, el Réquiem de Mozart (perfecto para la ocasión). Subió el volumen.
Se bañó. Estuvo casi una hora sumergida en la bañera y utilizó un jabón con aroma a vainilla. Luego se secó cuidadosamente y envolvió su cuerpo con la toalla. Se fue a su cuarto.
Mientras tanto, en la radio sonaba la Sonata Claro de Luna de Beethoven.
Se puso un conjunto de lencería que nunca había usado, se lo había regalado un amor lejano ya, en estos momentos. Se dio cuenta de que se adaptaba perfectamente a su delicada silueta.
Luego se sentó y se pintó las uñas de los pies de un estridente color rojo sangre. Hizo lo mismo con las uñas de sus manos.
Se puso un vestido negro con aires románticos. Buscó unos zapatos que combinaran con ese vestido (al que tampoco había usado nunca), pero no encontró ningún par que la convenciera, así que simplemente decidió quedarse descalza.
Peinó su largo pelo lacio y luego lo secó con el secador.
Se miró al espejo nuevamente. Ahora se veía mucho mejor pero decidió que debía maquillarse. Delineó con cuidado sus ojos grises (sí, grises) y luego sombreó sus párpados con una sombra gris oscura.
Pintó sus labios de un furioso color rojo sangre (al igual que sus manos). Le pareció que era suficiente.
Se puso un perfume con notas de jazmín y se embriagó con su aroma. Adoraba los jazmines.
Se colocó un collar que le había regalado su madre a los quince años. Un hermoso collar, por cierto, con un costoso rubí que contrastaba con su piel pálida. Siempre lo había tenido guardado. Había llegado el momento de usarlo...
Por tercera vez se miró al espejo. Estaba tremendamente bella, como nunca antes. No le gustaba dedicarle tiempo a su estética.
La música clásica había comenzado a aburrirla. Quiso escuchar algo de Angizia, una banda con aires de circo y cabaret. Busco un cd de esta banda y mientras su cuarto se inundaba de música, fue a buscar una navaja que le había regalado su padre cuando cumplió quince años, (¿qué tenía la gente con esa edad? Para ella, el día de sus quince años había sido como cualquier otro, pero a sus padres les parecía especial).
Se acostó en su cama con la navaja entre sus manos. Probó el filo con su dedo índice. Bien filosa. Luego, con un movimiento lento y muy medido se cortó una de sus muñecas. La sangre comenzó a manar y una sonrisa inundó su rostro. Realizó un corte, esta vez menos profundo, en la otra muñeca. La sangre se desperdigó por su mano y luego por la cama en igual medida.
Sentía como la vida, literalmente, escapaba por sus venas. Felicidad pura. Por primera vez en su vida se sintió dueña de sí misma...
Pasó una hora. Llegaron sus padres y la encontraron muerta, pero más hermosa que nunca.
La madre vio el collar con el rubí y el padre, la navaja ensangrentada; como en un mudo homenaje (o quizás, reproche) hacia ellos dos. Se abrazaron. Las palabras sobraban.



Algo de Angizia, la banda que mencioné más arriba...
http://www.youtube.com/watch?v=F9sgLM0mHH4

2 comentarios:

  1. nose poruqe pero eso me calienta

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  2. (Pensé que ya habia comentado esto!!)
    Muy hermoso. Me gustó la forma romántica en la que se presenta la tragedia.
    Como siempre mis felicitaciones Dama del Alba! :)

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