jueves, 17 de septiembre de 2009

Desorden

Con su poder ella abrió la ventana sin tocarla siquiera. Él cayó. Hasta pudo escuchar el sonido del cráneo contra el asfalto... Y después los gritos. ¡Que maravilloso sonido! Era la representación del horror, de miedo. Los gritos...
¡Y el desorden! Ella adoraba el desorden que se generaba después de una muerte. Era la destrucción de cualquier jerarquía... Y cuando eso sucedía, bueno, sentía que cada vez más ese mundo externo se parecía a su mundo interno.
La podredumbre que la invadía se diseminaba por otros terrenos y si bien, eso no la hacía feliz, la reconfortaba por unos instantes.

2 comentarios:

  1. Buenísimo, me gusta la reflexión que tiene metida atrás...

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  2. ese texto me hace acordar a cuando tiras a un tragaleche en el pogo

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