lunes, 14 de septiembre de 2009

La ciudad (fragmento)

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... La ciudad esperaba desde hacía veinte mil años.
... El planeta se movió en el espacio, y las flores del campo crecieron y cayeron, y la ciudad todavía esperaba. Y los ríos del planeta crecieron y se secaron y se convirtieron en polvo, y la ciudad todavía esperaba. Los vientos, que habían sido impetuosos y jóvenes, se hicieron serenos y viejos, y las nubes del cielo, ayer desgarradas y rotas, flotaron libremente en una perezosa blancura. Y la ciudad todavía esperaba.
... La ciudad esperaba con sus vidrios y sus negras paredes de obsidiana, y sus torres altas y sus desnudas almenas, con sus calles desiertas y sus limpios pestillos, sin papeles ni huellas digitales. La ciudad esperaba y el planeta daba vueltas en el espacio alrededor de un sol blanco y azul, y las estaciones pasaban del hielo al fuego, y otra vez al hielo, y luego aparecían los campos verdes y los prados amarillos del verano.
... Y en la mitad del año veinte mil la ciudad dejó de esperar.
... Un cohete apareció en el cielo.
(Ray Bradbury: El hombre ilustrado, 1951)

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